No trabajes 24 horas nunca. Las 4 cosas que puedes hacer para mejorar tu organización

Hace unos días estaba impartiendo un curso de Storytelling a un grupo fantástico de emprendedores de Vilafranca del Penedés y uno de los asistentes comentó que una persona que había impartido un curso anterior les había dicho que para ser emprendedor había que tener muy claro que debían dedicar a eso «28 horas al día». Me sorprendí mucho de escuchar que un experto auguraba a los que en teoría quería animar a emprender una vida de sacrificio tan poco interesante, en la que ni siquiera iban a tener tiempo para dormir. ¡Vaya ánimos! No hace falta que diga que no estoy nada de acuerdo con esa afirmación.

Índice

¿Por qué no puedes dedicar 28 horas a trabajar aunque sea en tu proyecto?

Evidentemente porque no hay ningún día de ninguna vida que tenga 28 horas. Ya sé que no lo decía en serio, que era una hipérbole, que es una figura literaria que también se conoce como exageración. Pero en ningún caso se puede dedicar ese tiempo a nada, de la misma manera que, como digo en el vídeo, nadie puede estar al 200% para hacer algo. Es literalmente imposible.

Pero tampoco puede dedicar todo el tiempo -que es lo que imagino que esa persona quería decir- porque entonces el proyecto deja de tener ningún sentido. Trabajar por trabajar aunque sea en el mejor proyecto profesional del mundo no compensa. Si tu vida es plana, no tiene ni siquiera dos caras, es incompleta. No vale la pena tener éxito si no tienes con quien compartirlo y disfrutarlo.  ¿Para qué quieres el dinero que ganarás si no vas a tener tiempo para gastarlo y vivirlo? Podrás comprarte cosas que no te harán feliz, llenarás estantes, casas, garajes… de cosas que no tendrás tiempo para disfrutar ni amigos o familia con quien compartir.

No vale la pena. Nada vale tus 24 horas del día salvo una: vivir. Dedica el 100% de tu tiempo a vivir. Disfruta mucho de tu mejor proyecto empresarial y personal que eres tú. Eso incluye tu trabajo, tu entorno, tus amigos, tu descanso, tu pareja, tu familia, tus momentos de relax, tus vacaciones… No pagues el precio de perderte ninguna de esas cosas a cambio de un trabajo, ni que sea el que tú mismo has decidido crear.

¿Para qué vas a poner en marcha un proyecto profesional por tu cuenta?

Para vivir mejor de como vivirías si trabajaras para otra persona. Me parece una respuesta evidente. Si cambias a tu jefe actual, que puede ser un tirano y un imbécil, por un jefe peor, más tirano y más imbécil, no ganas nada. Y si encima ese jefe nuevo eres tú mismo, ni siquiera podrás discutir con él ni echarle las culpas de la mierda de vida que vas a vivir. Por tanto no saltes de la sartén para freírte en las brasas. Especialmente si eres tú quien enciende el fuego.

Las ventajas de emprender están en hacer la vida que quieres hacer. En conseguir tu estilo de vida a medida de todo lo que quieres disfrutar y eso lo haces a partir de un proyecto profesional que te apasiona. Esa es la clave. Si tu idea de negocio no te apasiona, déjala y busca otra. No se trata solo de ganar dinero, se trata además de hacer una vida 10. Por menos no vale la pena el esfuerzo.

También hay una ventaja más: el éxito de tu proyecto dependerá mucho más de ti mismo que si dependes de jefes, administradores y de cualquiera que pueda meter la pata. Eso, hoy en día, con tanto inepto suelto en lugares de mando, es una gran ventaja.

Yo, que trabajo mucho y me gusta al cien por cien lo que hago, siento que vivo la vida que quiero vivir, que no dejo de hacer nada de lo que me gusta, tengo muchas vacaciones, tengo mucho tiempo para mí, tengo muchas ganas de empezar cada día y tengo mucho interés por vivir aún mejor cada año que pasa. Eso sí son «cosas» que me interesa tener. Cuanto más trabajo en mi proyecto profesional, más calidad de vida consigo. Cuanto más me preparo para aprender lo que me interesa, mejor vivo y más tiempo tengo para hacer otras cosas. Esa es mi idea de lo que es ser un emprendedor.

4 ideas para mejorar tu organización de manera muy fácil, sin cursos ni nada.

No separes lo personal y lo profesional

Ni hablar de hacer caso a la persona que dio ese curso de emprendeduría a mis amigos. Ni caso. Tu agenda ha de decirte que en ella hay tantas cosas personales anotadas como cosas profesionales. Eso significa que les das importancia a ambas facetas de tu vida. Estás imprimiendo las dos caras del billete que es tu vida. Si lo haces, tu vida es un cheque al portador en blanco en una cuenta cargada de fondos en forma de minutos que podrás vivir al cien por cien.

No hagas que tu mente tenga que recordar y evitarás el estrés

Ya he hablado en algún otro post de la necesidad de no obligar a nuestra mente a recordar lo que podemos apuntar en una agenda o en cualquier libreta. Lo he dicho ya un montón de veces. Una de las fuentes de estrés llega justamente de eso, de obligar a nuestra mente a recordar todo. Es agotador y cuando falla, porque ten por seguro que tu mente hace eso muy mal y fallará, nos sentimos fatal y empieza a minarse nuestra autoestima. La mente es para vivir el presente al cien por cien, con atención máxima a lo que está pasando en tu vida, a lo que tienes que hacer en este momento. No la fuerces a recordar. ¡Ojo! Estresa igual intentar recordar lo profesional como intentarlo con lo personal. No hay diferencia. Me encuentro con muchas agendas de clientes que están llenas de cosas profesionales y no hay nada personal. ¿Eso significa que no tiene vida personal? Probablemente no. Significa que todo lo personal está en su cabeza. Cuando hacemos eso le damos menos importancia a lo personal que a lo profesional. Mira el primer  punto de estos cuatro y entenderás porqué eso no te ayuda.

Revisa lo que has hecho cada semana y tu sistema mejorará cada semana

Lo bueno de revisar es que cada semana puedes hacerlo mejor. Solo tienes que observar lo siguiente:

  • ¿Algún día ha sido especialmente complicado?
  • ¿Qué has dejado de hacer de lo que tenías previsto?
  • ¿Qué ha funcionado muy bien?
  • ¿Qué ha funcionado mal?

A partir de estas cuatro preguntas, extrae conclusiones sobre lo que has hecho que pueda ser la razón de que no todo haya funcionado bien. Eso cámbialo. La semana próxima hazlo distinto. Equivócate con otras cosas, pero jamás con las mismas.

Di muchas más veces NO

Toma el control y no te sientas condicionado porque socialmente es mejor decir SÍ. Eso es una tontería, una creencia limitadora que nos complica la vida mucho. Piensa que cada SÍ que digas es tiempo para cumplir con lo que supone ese sí. ¿Lo tienes? ¿Tendrás que decir NO a algo a lo que ya habías dicho Sí? Esas son las preguntas clave que puedes hacerte antes de decir el próximo SÍ.

 

Empieza a tener en cuenta desde ahora mismo estas cuatro ideas y tu calidad de vida mejorará muy rápidamente, tendrás más tiempo, estarás menos estresado y controlarás mucho más tu vida.

¡A entrenar!

(Con mi agradecimiento al grupo del curso de Storytelling de l’Ajuntament de Vilafranca del Penedés y a Núria Just por la perfecta organización)

Jaume Josa