4 eines antiestrès que pots utilitzar avui mateix

¡Y ninguna de ellas es una pastilla!

No te recetaré ninguna pastilla milagrosa para evitar el estrés y la depresión, te diré cómo utilizar cuatro herramientas antiestrés y te organices mejor. Lo más probable es que, además, esas cuatro herramientas ya las tengas en tu poder y, si no es así, gastarás muy poco dinero en tenerlas.

Índice

Si tienes estrés, tienes un problema… y de los gordos.

El estrés y las enfermedades derivadas serán la principal causa de incapacidad laboral en la segunda década del siglo XXI según la OMS.  Yo lo que tengo clarísimo es que no quiero formar parte de esa estadística y quiero, por supuesto, que tu también quedes fuera de esos números tan fríos pero tan dramáticamente reales.

Vivir con estrés supone directamente no disfrutar de lo que haces y además supone precarizar tu salud de manera muy clara. Si tu salud es peor por causa de la organización equivocada de lo que has de hacer en el tiempo que tienes para hacerlo, ¿de qué te sirve el dinero que ganas a costa de ese estrés? ¿Para pagar medicamentos? ¿Para pagar a tu psiquiatra? Yo prefiero dedicar lo que gano a mis proyectos: a invertir en ganar más, a invertir en disfrutar mucho más y a invertir en tener mayor satisfacción personal. Por tanto, yo, que he estado muy estresado gran parte de mi vida, como te conté en un post anterior, tomé la decisión hace muchos años ya de dejar de estarlo y apostar decididamente por mi calidad de vida, por disfrutar de lo que hacía. No, no lo conseguí a la mañana siguiente, pero lo he conseguido.

¿Cuál es la fuente de estrés?

Cuando le hago esta pregunta a mis clientes siempre me contestan cosas como “mi jefe”, “mi trabajo”, “los imprevistos”, “mis hijos” o “mis padres”… Si tú también eres de los que contestaría algo similar, cometes un error. El estrés no está fuera de ti, no está en lo que hacen los demás, no está en las circunstancias de tu vida, no está en los problemas que has de resolver. El estrés es la consecuencia de lo que tú haces y de cómo manejas lo que has de hacer, es tu responsabilidad manejarlo, de nadie más. Así que olvídate una vez más de las excusas y vamos a ver cómo puedes hacerlo de manera distinta a cómo lo estás haciendo hasta ahora.

Lo primero para evitar el estrés es tomar el control de lo que has de hacer y tener muy claro que tienes el tiempo para hacerlo. Si no tienes ese tiempo, deberás decir NO. En un post anterior te hablaba de esto, ya verás que no es tan difícil como crees. Cuando recuperes el control verás que lo que has de hacer en el tiempo que tienes no supone infinitas opciones, sino solo seis. Eso te lo explico de manera muy sencilla en mi Curso en Vídeo CONTROL TOTAL (Sigue leyendo hasta el final e igual tienes una sorpresa…) Pero como no vas a hacer el curso esta tarde y yo quiero que desde ahora empieces a dejar de lado tu estrés te voy a dar mis cuatro herramientas antiestrés como te he prometido.

La causa principal de tu estrés: intentar recordar lo que has de hacer.

Esa es la principal causa de tu estrés, no tu jefe, ni los imprevistos, ni tu suegra. El error que cometes al pensar que tu mente es una buena herramienta para recordarte algo justo cuando lo necesitas. Tu mente eso lo hace fatal. Es lo que hace peor y tú se lo estás pidiendo constantemente. Sería lo mismo que si te compras un coche deportivo y quieres utilizarlo para hacer transporte de mercancias. El coche es bueno, muy bueno, de lo mejor que te puedes comprar, pero no es para eso. Tu mente es un superdeportivo, pero no puedes utilizarlo como furgoneta de carga. Si lo haces te lo vas a cargar.

No puedes apagar tu mente totalmente, ella va por libre. Está funcionando siempre, hasta cuando duermes. Por ella pasa todo. Lo que ves, lo que escuchas, lo que sientes, lo que pasó, lo que crees que pasará… conseguir domarla para que en el momento justo te avise de algo concreto como “esa idea maravillosa que tuviste mientras caminabas por la calle al ir al supermercado” es pedirle algo que no sabe hacer. Dedica tu mente a vivir el presente al cien por cien, a estar atenta a lo que pasa, a disfrutar lo que sientes, en resumen, A VIVIR. Eso sí que lo hará muy bien.

Para todo lo demás usa…

Las cuatro herramientas antiestrés.

Espero haberte convencido de que tu mente es mucho más que un furgoneta de carga y que estés dispuesto a disfrutar de tu superdeportivo, que tienes de serie y gratis por el hecho de existir. Ahora vamos a ver lo que de verdad sí te servirá para gestionar lo que has de recordar.

Una libreta

Vas a cualquier papelería o a cualquier bazar y te compras una, o dos, una más grande y una pequeña. Lo que necesites recordar, lo apuntas allí. Cuando tengas algo que preparar, te lo apuntas en la libreta, cuando tengas una idea, cuando se te ocurra una solución a un problema, cuando pienses en algo que podría ser interesante en algún momento… Utilízala mucho, llénala de ideas, proyectos, recomendaciones de otras personas, recordatorios y todo lo que hasta ahora ha estado pululando por tu cabeza molestando e impidiendo que tu mente se centrara en lo importante, en vivir el presente.

Un taco de post-it

Baratísimos, de muchas formas y de muchos colores. Lo dejas sobre tu mesa de trabajo y cuando estés haciendo otra cosa y te venga una idea o alguien te llame y te pida algo, en lugar de enviarle a tu memoria el mensaje, “eh, a trabajar, recuérdame esto cuando lo necesite”, haz que eso lo haga un post-it amarillo chillón en tu bandeja de entrada. Lo hará mucho mejor, te lo aseguro.

La grabadora del teléfono móvil

Gran invento sin duda. Vas caminando por la calle y no quieres pararte a apuntar eso que has recordado que tenías que hacer o esa idea genial que te ha llegado a partir de algo que has visto o has escuchado, pues sacas tu teléfono, buscas la aplicación y grabas un breve mensaje de voz en que te lo recuerdes. Estará allí para siempre y cuando lo necesites solo tendrás que abrir de nuevo tu grabadora y escucharlo. No hace falta invertir ni media neurona en recordar algo con tu mente. Así seguirá atenta a proporcionarte más ideas, esa sí que es su función principal, no la de recordártelas. Tu mente está para producir ideas, para procesar información, para generarte emociones, no para recordarte que mañana tienes que comprar zanahorias.

Tu agenda

Ya te he hablado de cómo ha de ser la agenda perfecta. Si aún no la tienes, a qué estás esperando. Será tu asistente 24 horas, siete días a la semana. Sin descansos, sin vacaciones, sin permisos para asuntos propios. Trabaja todo el tiempo para ti. Una asistente inflexible y que, si la sabes utilizar bien, siempre te dirá la verdad. “Tienes que decir NO a esto que te han propuesto porque no te caben más cosas en tu día”. Escúchala, mírala todas las veces que te haga falta, explótala, hazla trabajar mucho, no se quejará jamás. Al contrario, cuanto más la utilices, mejor te servirá.

Apunta en tu agenda todas esas cosas que has de hacer que tienen  fecha, un día concreto, a lo largo de la semana, ese mes… Deja que tu mente se dedique a resolver, a estar al cien por cien para atender eso que has de hacer y para hacerlo de la mejor forma posible, libérala de recordarte cuando lo tienes que hacer, eso que lo haga tu agenda que lo hará mucho mejor.

Te garantizo que si utilizas muy bien tu agenda, la grabadora del teléfono, el taco de post-it y tus libretas, tu mente trabajará liberada de una tarea que le es incómoda y la tendrás mucho más dispuesta y descansada para hacer muy bien lo que has de hacer.

 

Ahora lo que te toca es ponerlo en práctica desde ahora mismo. Si no lo haces, no te quejes de tu estrés y empieza a pensar que no no haces nada para mejorar tu calidad de vida.

¿Quieres estar en la estadística de la OMS?

Jaume Josa, marzo 2018 

 

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