En nuestra vida personal y profesional nos vamos a encontrar con muchas "conversaciones difíciles". Si las afrontamos con miedo o inseguridad es muy probable que no consigamos aquello que pretendíamos sino algo muy distinto. Y, si se trataba de una conversación difícil, es más que probable que por en medio hubiera algún tipo de problema que necesitábamos resolver. Si tienes las herramientas para hacerlo bien, tus posibilidades de conseguir que el problema se solucione son mayores.
Un problema lo es porque tiene una solución. Si no la tiene, baja de categoría y pasa a convertirse en una circunstancia.
Verás en el vídeo las cuatro fases que te debes plantear para afrontar una conversación difícil. No solo para resolver el conflicto, sino para conseguir que esa conversación se convierta en una oportunidad excelente de seguir potenciando el talento de los que forman tu equipo, aunque se hayan equivocado, y de mejorar tu manejo de situaciones difíciles. Algo que como líder no dejarás de hacer prácticamente nunca.
Y recuerda: pegar broncas no es una opción, no es manejar una situación difícil, es convertirla en una situación más difícil todavía.
Si quieres alguna idea más sobre ese concepto que planteo en el vídeo de "Hablar para volver a hablar", lee el siguiente artículo y verás qué interesante es tener esta idea sobre la mesa cuando te planteas tratar un conflicto.
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