Olvida lo mal que te cae tu jefe y céntrate en lo que puedes cambiar

No uses a tu jefe como excusa de lo mal que van tus cosas. No uses ninguna excusa nunca, esa tampoco. No te ayudará a mejorar ni a cambiar nada, al contrario, cada vez estarás de peor humor, más molesto, más deprimido y con menos ganas de escapar de lo que no te gusta.

Ya me conoces y sabes que no soy nada partidario de las excusas porque no me resuelven nada. No son una solución a ninguno de mis problemas. En una de las conferencias que imparto habitualmente suelo decírselo a personas muy distintas esperando que mi mensaje cale y se convierta en viral. Estamos en ello.

Índice

¿Por qué tu jefe hace lo que hace?

Porque no sabe hacerlo de otra manera. Si piensas eso, te tranquilizarás mucho. No es un imbécil psicópata que quiere dedicar su vida a hacer la tuya imposible. No sabe hacerlo mejor. Probablemente es como aprendió a liderar y le está costando más de la cuenta adaptarse al siglo XXI y a lo que esta época requiere. Sí, ya sé que tú sientes que lo paga contigo, pero no es así (Y si de verdad crees que se ensaña contigo, que sepas que eso es un delito y puedes denunciarlo).

¿Qué es lo que puedes hacer?

Céntrate en lo que puedes cambiar. Lo demás no cuenta. Si un problema no tiene solución, deja de ser un problema para pasar a convertirse en una circunstancia. ¿Puedes cambiar a tu jefe? La respuesta es no. No puedes cambiar a nadie, ni a tu jefe ni a tus hijos ni a tu pareja ni a tus amigos. Las personas cambiamos cuando algo nos empuja a hacerlo, no cuando quiere que lo hagamos otra persona. A tu jefe le pasa lo mismo. No lo puedes cambiar. Sí puedes cambiar de jefe, pero no a tu jefe. Eso es una decisión tuya. Pero por si no puedes, no te atreves o no quieres hacerlo, te animo a verlo de otra manera para darte cuenta de lo que sí puedes cambiar.

Un ejercicio para empezar

Te propongo lo siguiente. Piensa en cuáles serían las características que debería tener tu jefe ideal. Apúntalas en una libreta. Una vez ya les has dado vueltas -yo te propongo siete en el vídeo que encontrarás con este post, para ayudarte a reflexionar-, piensa si tú las cumples. Sí, tú. No tu jefe, sino tú. No puedes ser más exigente con los demás de lo que eres contigo mismo. ¿Cuántas de esas características las tienes tú?

Esta reflexión te ayudará a pensar en el margen de mejora personal que tienes. Plantéate las que te faltan y cómo puedes conseguirlas. Proponte hacer algo concreto para entrenar eso que te falta. No dejes de entrenar hasta que la consigas. Si quieres un jefe amable y educado, no pares hasta ser la persona más amable y educada del mundo. Si quieres un jefe preparado para los retos del presente y el futuro, no pares hasta ser el mejor preparado para eso. Si quieres un jefe positivo, deja desde ahora mismo de quejarte de tu jefe y empieza a ver el lado positivo a las cosas y a actuar en consecuencia.

¿Qué consigues con el ejercicio?

Fundamentalmente mejorar tú. Es decir centrarte en lo que sí puedes cambiar, que eres tú. De la misma forma que debes aceptar que no puedes cambiar a nadie, también debes aceptar que el único responsable de tus cambios eres tú y solamente tú. Y de esa parte tienes toda la responsabilidad. Eso ya es aprender algo importante.

Además ocurrirá algo extraordinario. Una persona que tiene las características que tú quieres que tenga tu jefe es una persona que no pone excusas, que sabe comunicarse muy bien, que tiene la autoestima alta, que confía en sí mismo y que sabe resolver sus propios problemas. Cuando seas esa persona estoy seguro de que lo que haga tu jefe te importará mucho menos. Estarás recuperando la mejor versión de ti mismo.

Céntrate en mejorar lo que está bajo tu control

No sé qué características has puesto tú en tu lista de lo que quieres que sea tu jefe ideal, pero tanto si haces el ejercicio como si no, ahora mismo estoy seguro de que hay algunas cosas que puedes mejorar y que te ayudarán a ver a tu jefe como una circunstancia más en tu vida, no como el antagonista de tu historia.

  • Tu humor. Algo que solo depende de ti. ¿Cómo puedes hacer que cada día los que viven contigo piensen que tienen suerte de tenerte cerca?
  • Tu actitud. No seas solo exigente con tu jefe y los demás, sé exigente contigo mismo y ten una actitud que te ayude a conseguir tus objetivos, no la que los boicotea constantemente.
  • Tu organización del tiempo. En El Club de los que Tienen Tiempo, encontrarás muchas ideas para organizarte mejor y empezar a controlar tu vida. Si no las pones en práctica es responsabilidad tuya, no uses a la mala organización de tu jefe como excusa.
  • Tu comunicación. Lo que te permitirá aprender a atreverte a decir NO a tu jefe o a quien sea. Ya sé que ahora te parece imposible, pero no lo es si lo argumentas bien y explicas las ventajas de que no seas ese que siempre dice SÍ sin pensar en las consecuencias que eso supone. Demuestra tu valor como profesional, dando valor a tu palabra.

Ya tienes trabajo para empezar. Recuérdalo antes de empezar a echarle de nuevo las culpas de lo que tú no haces a nadie más que a ti mismo. Sabes cómo, pues hazlo. Sin excusas.

Como diría el poeta…

«Soy el dueño de mi destino, / soy el capitán de mi alma»

Jaume Josa